PMI ha publicado la lista de los 50 proyectos más influyentes de 2022. En el ranking global, el segundo puesto le ha correspondido a un proyecto extraordinariamente complejo e innovador, que ha supuesto un formidable avance científico y de ingeniería. Se trata del telescopio espacial James Webb.

https://youtu.be/GvkXCYHhynU

Este proyecto, liderado por la NASA, también ha contado con la participación de la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense. Analizando solo la parte de la NASA, no podemos decir que este proyecto haya sido un éxito de gestión, precisamente, sino más bien todo lo contrario. El proyecto de la NASA incrementó su presupuesto desde $1.600 millones hasta $10.000 millones, experimentando graves crisis por gestión deficiente que estuvieron a punto de provocar su cancelación en 2011. En la siguiente figura pueden observarse las sucesivas replanificaciones a lo largo de los 20 años que ha durado el proyecto:

El sobrecoste final, de más de $8.000 millones, y el retraso final, de más de 12 años, no puede atribuirse exclusivamente a problemas derivados de la gran innovación científica y técnológica. Aparte de los factores técnicos y otros factores externos (entre ellos, la pandemia), sin duda habrán tenido mucho peso los factores de gestión, en un proyecto que ha tenido picos de trabajo con más de 1500 colaboradores desde 17 países, en su mayor parte externalizado a más de 300 contratistas.

En el artículo de PMI se documentan algunos problemas y también se publica una entrevista con el project manager responsable del proyecto durante los 12 últimos años (que obtuvo su título CAPM® en diciembre de 2021).

https://youtu.be/III6-Lf7WQo

En esta entrevista en el programa Radio el Respeto, la Dra. Begoña Vila, una de las físicas de talla mundial más reconocidas en el campo de la óptica, a cargo de dos de los cuatro instrumentos del Webb desde la NASA, da muy buenas explicaciones sobre la ciencia y la ingeniería, pero no resulta convincente cuando explica la desviación de coste de más del 600% (véase el vídeo a partir del minuto 48:58).

https://youtu.be/IJyvaeLm9V8?t=2937

El 25 de diciembre de 2021, todos pudimos seguir en directo el lanzamiento del Webb, que fue un éxito absoluto. Desde el 7 de julio de 2022, el Webb ya está enviando imágenes sorprendentes. Es como ver el universo con nuevos ojos. Así seguirá operando entre 5-10 años. Cuando los proyectos se transicionan a la fase de operaciones, y pueden observarse los resultados y el valor entregado, la gente se olvida del fracaso en la gestión de la etapa como proyecto. Esto es natural. Es como la madre que se olvida de lo mal que lo ha pasado en su embarazo cuando ve la carita de su bebé. Sin embargo, los profesionales de los proyectos, aunque digamos que un proyecto ha sido muy influyente, tenemos que aprender de los errores para no volver a cometerlos.

La gente se olvida de lo mal que se ha gestionado un proyecto cuando se transiciona a operaciones, como cualquier madre se olvida de lo mal que lo ha pasado en su embarazo cuando ve la carita de su bebé.

En 2027, el Webb compartirá órbita con otro telescopio de nueva generación, el Nancy Grace Roman Space Telescope, conocido popularmente como “el Roman”.

El proyecto para lanzar el Roman se aprobó el 2 de marzo de 2020 con un presupuesto de $4.000 millones. ¿Se habrán implementado acciones correctoras para gestionar este proyecto adecuadamente? ¿Acabará siendo cancelado por el congreso americano en esta ocasión? Si el proyecto termina con un desempeño de gestión parecido al Webb, es decir, se lanza en 2037 después de un coste de $24.000 millones, ¿la gente también se olvidará del fracaso de gestión del proyecto cuando empiece a funcionar?

Los profesionales de los proyectos aprendemos de los errores para no volver a cometerlos.

Esperemos que, en esta ocasión, la NASA tome medidas para que el proyecto también sea un éxito, no solo la operación. Muchas cosas deberían haberse gestionado mejor en el proyecto del Webb. Aquí solo algunos ejemplos:

  • Organización: Este megaproyecto debería haberse organizado como varios portafolios, incluyendo varios programas, incluyendo cientos de proyectos de equipos pertenecientes a distintas unidades funcionales (NASA, ESA, CSA y contratistas).
  • Profesionales: Con el debido respeto, los científicos son expertos en ciencia y los ingenieros son expertos en ingeniería. No se debe suponer que estos profesionales también saben gestionar proyectos de manera profesional. En PMI conocemos a grandes profesionales especializados para gestionar portafolios, programas y proyectos. No siendo una garantía de éxito, la recomendación es que estos profesionales sean titulados PfMP®, PgMP® y PMP®, respectivamente.
  • Comunicación: Las casi 20.000 personas que participaron en el Webb a lo largo de 20 años, entre fisicos, ingenieros, técnicos, gestores, etc., deberían haber tenido acceso a la información pertinente en tiempo real. Muchos interesados pueden ofrecer proactivamente comentarios, retroalimentación, solicitar cambios, etc. La tecnología actual ya hace posible que los proyectos, los programas y los portafolios se gestionen en la nube. Incluso sería posible incluir como interesados al público en general (astrónomos, periodistas, congresistas, ciudadanos, etc). A juzgar por las explicaciones ofrecidas por la Dra. Vila (véase el vídeo anterior, minuto 36) no se puede inferir que la comunicación haya sido muy efectiva.

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